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¿Sabes escribir tu propio guión?

Uno de los consejos que da Stephen R. Covey  en “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva” es recordar que todas las cosas se crean dos veces.  Primero, hay una creación mental y luego hay una creación física.

Por ejemplo, pensamos la remodelación de una oficina. Uno lo crea primero en su cabeza, luego busca apoyo de arquitectos, diseñadores de interiores. Piensa si quiere espejos o puertas corredizas. Trabaja con ideas. Se trabaja con la mente hasta llegar a una imagen clara de lo que uno quiere construir.  Después traza el plano y elabora el proyecto de construcción y recurre a un arquitecto que se encargue de la casa de sus sueños.

Consideremos otro ejemplo, el de una persona que está buscando un trabajo en este momento.  Si queremos tener éxito,  también en este caso corresponde definir con claridad lo que se está tratando lograr.  Uno piensa cuidadosamente en las cosas que ha trabajado hasta ese momento,  se fija un objetivo en el mercado, y después organiza todos los elementos (enviar curriculum, contactar personas, crear un perfil en Linkedin) para dar en el blanco. El grado con que uno empiece con un fin en mente determina a menudo si se puede o no crear un plan exitoso, ya sea empresa, trabajo, libro o película.

Para desarrollar de forma efectiva nuestra creatividad, debemos ser autoconscientes y responsables de nuestra propia creación. Muchas personas crean a partir de lo que le dictan otras personas. Crean una familia pensando en sus padres. Crean una empresa siguiendo los pasos de un familiar exitoso. Pero estos guiones provienen de personas, no de valores. Y surgen de nuestras vulnerabilidades, de nuestra propia dependencia con respecto a los demás, a viejos hábitos y nuestra necesidad de pertenecer a un grupo.

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La autoconciencia, la imaginación y la conciencia moral nos permiten hacernos cargo de nuestra propia creación. En otras palabras, esos son los valores que nos permitirán escribir nuestro propio guión.

La proactividad se basa en el privilegio de la autoconciencia.

Por medio de la imaginación, podemos visualizar los mundos potenciales que hay en nuestro interior. Junto con la autoconciencia, nos permiten escribir nuestro propio guión.

Dado que ya vivimos con muchos guiones que nos han transmitido, el proceso de escribir nuestros propios guiones es en realidad un proceso de reescritura o cambio de paradigma. Cuando reconocemos los guiones inefectivos, los paradigmas incorrectos que están en nuestro interior, podemos empezar a reescribir proactivamente nuestros guiones.

Por ejemplo, el caso de una mujer que es educada en el odio a la familia de su desaparecido padre. Una madre posesiva y demandante le inculca eso desde niña. Durante muchos años, esta mujer cree que la familia de su padre no le prestaba atención, ni la quería, ni habían sido buenos con ella. Cuando crece, decide cuestionar ese paradigma mental que le han impuesto y toma las riendas, reescribe su guión, se atreve a conocer a la familia de su padre y se da cuenta que son cálidos, y que no son tan malos. Reescribe su guion, desarrollando su autoconciencia, empleando su imaginación y conciencia moral. A partir de ese cambio de paradigma, crea nuevas relaciones a su alrededor.

Al desarrollar nuestra autoconciencia, muchos descubrimos guiones inefectivos, hábitos profundamente enraizados e incongruentes con las cosas que valoramos en la vida.

¿Por qué crear mi propio guión si el que me ha marcado mi familia ha funcionado hasta ahora? ¿Por qué buscar otra perspectiva de vida si mi pareja parece feliz? ¿Por qué predicar la paz si durante años fui partidario de la guerra? ¿Por qué practicar el desapego si durante décadas fui ostentoso y arrogante? Quizá las nuevas búsquedas refieran a encontrarnos con nuestro ser más íntimo, con aquello que somos y no con lo que tenemos.

Y para finalizar la reflexión, pueden ver aquí una de las últimas entrevistas a José Mujica, presidente de Uruguay. Sus palabras van más allá de la política, de si eres de izquierda o de derecha. Son palabras que hablan de valores, de la importancia de gestionar el tiempo y de algo tan simple como apreciar la vida.

Y los que no puedan escuchar a Mujica porque su perspectiva les impide ver más allá de su rol político, les dejo con un video donde salgo hablando de creatividad en el programa Hola Barcelona.

Las vacaciones y el tiempo para una pausa

Mientras Barcelona recibe su invierno con un clima bastante agradable, en Montevideo acontece el verano. Cuando suben las temperaturas, muchas personas se despojan de sus ropas y de muchos prejuicios. El verano parece ser la estación ideal para disfrutar del amor y de la amistad, hacer ese viaje que teníamos postergado, cambiar ese hábito que nos ha traído problemas con los otros. También es la etapa ideal para revisar nuestras dudas y certezas y emprender un nuevo camino en caso que sea necesario. Pero sobre todo es el tiempo para hacer eso que no siempre tenemos tiempo. Y para dejar de vivir tan acelerados. El verano y las vacaciones no nos permitirán detener el tiempo pero sí disfrutarlo más, sin agobios ni presiones.

Buen tiempo para el amor

Los expertos señalan que las feromonas humanas, esas sustancias causantes de la atracción entre hombre y mujer, tienen un efecto mayor con los primeros calores. Con el alargamiento del día, el calor provoca que las personas pasen más tiempo fuera de casa: paseando, haciendo compras, disfrutando la playa o en la piscina. Del mismo modo, las personas parecen más propensas a relacionarse. Además de ser un buen momento para comenzar a ocuparse de uno mismo y dejarse de preocupar por cosas vanas e inútiles, las vacaciones son también un buen momento para mostrarnos más abiertos al contacto con el otro. 
Otros dicen que las vacaciones son el desencadenante de rupturas. La rutina y los hábitos de cada uno se ponen en juego aquí. Él puede pensar que las vacaciones son un momento ideal para descansar y alejarse de todo contacto con el exterior. Y ella puede pensar que es el momento perfecto para salir, divertirse, practicar diversos deportes y disfrutar de todas las excursiones que se presenten. En este caso, se hace imprescindible que cada uno respete los gustos del otro sin dejar de ser ellos mismos.

Cuando surge el conflicto ante la diferencia, resulta beneficioso revisar, analizar y discutir sin faltar el respeto. La negociación es básica en el amor. Por tanto, puede que ella prefiera salir de compras por los mercados del pueblo y él prefiera yacer en su tumbona, dormitando o leyendo el periódico. Eso no quiere decir que sean incompatibles. Simplemente que en ese momento les apetece distintas cosas. Respetar los tiempos de cada uno es primordial para lograr una buena relación. En este caso, lo más efectivo sería acordar que ella vaya a sus compras, él permanezca tumbado y luego se encuentren en el chiringuito de una playa cercana.

Tiempo de reencuentro con amigos y familiares

Durante nuestras vacaciones, podemos enfocarnos en proyectos que habíamos dejado pendientes. Una salida a pescar con algún familiar, un fin de semana con amigos, una cena pendiente con compañeros de trabajo. Después de todo, no hay mejor tiempo perdido que el tiempo invertido con nuestros afectos.

Aprovechar las vacaciones para emplear bien el tiempo

Para conocer el verdadero valor del tiempo, debemos disfrutarlo y no sentirlo como algo que se nos evade. Si empleamos mal el tiempo, es natural que nos quejemos de su brevedad. Efectivamente, tenemos un 7 por ciento más de tiempo que antes, pero queremos realizar un 20 por ciento más de tareas. Antes era suficiente con satisfacer las necesidades más básicas, mientras que hoy no somos capaces de seleccionar las numerosas opciones que tenemos.
Nuestros deseos crecen con mayor rapidez que el tiempo que tenemos para satisfacerlos. No busquemos en otra parte la raíz profunda de nuestra sensación de falta de tiempo.

El único tiempo que puedes controlar es lo que hagas en tu agenda de 24 horas. Tú decides tus horas de descanso, de sueño e incluso de oficina, porque puedes decidir cómo organizarte. Si antes de partir de vacaciones, solías tener esas agendas colmadas, que te dejaban con agotamiento, puedes comenzar a renunciar y priorizar. Lo primero que tienes que hacer es reconocer dónde estás, actuar en los asuntos significativos y eliminar todo lo que te está quitando tiempo de otras actividades.

Preocuparse por algo no implica progresar en ello. Generalmente, existe una relación inversa entre las preocupaciones que tenemos en mente y lo que en efecto hacemos por resolverlas.

El verano y las vacaciones pueden ser un buen momento para que dejemos de ser tan exigentes con nosotros mismos. Podemos aprender que no pasa nada malo con las cosas que aún no hemos hecho. Debemos tratar de ser eficaces pero estar en paz cuando no hemos podido terminar algo.

Debes tomar conciencia y decidir a qué queremos dedicar nuestro tiempo, poner prioridades, saber decir ‘no’ y ser valiente, porque pueden verte como un bicho raro por no haber visto el último partido del Mundial. La reserva de tiempo para uno mismo es esencial. Podemos aprovechar las vacaciones para crear el hábito de estar solos un rato al día. Parar un momento para decidir dónde voy y cómo voy.

¿Podemos reaprender a vivir en el verano? En cualquier momento del año, podemos decidir que somos los dueños de nuestra vida. Nadie más que nosotros. Ni mi padre, ni mi jefe, ni mi pareja, solamente yo puedo decidir sobre lo que me hace feliz. Para ello, debo ser responsable y elegir sobre lo mejor para mí en cada momento.

Elegir lleva riesgos y responsabilidades, pero a la larga es siempre grato. El lector, que ha decidido leer este post, ya ha elegido. Se ha dado unos minutos para sí mismo, para observar y reflexionar. Ha sabido encontrar tiempo, mejor dicho, ha aprendido a concedérselo. En una época en la que vivimos inmersos en una carrera diaria, la persona que se permite un espacio a la reflexión asume una actitud casi heroica. Ha dado el primer gran paso para disfrutar de una vida plena.

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El dominio del tiempo tiene dos objetivos. El más evidente es ser más eficaz. El más rico y raro es aprender de nuevo a gozar del instante con aquella intensidad que conocimos, cuando éramos niños y nos bastaba disfrutar de la sensación de los rayos de sol en nuestra piel y el aroma de los bosques de pino.

Los dejo aquí con un programa que hice en “Hola Barcelona” de BTV, justamente hablando sobre vacaciones y el disfrute del tiempo:

 

Mejorando el trabajo en equipo y la comunicación con la confianza

Los dejo con un artículo que escribí para el Observatorio Europeo de Coaching en el marco de las próximas Jornadas de Coaching en Santiago Compostela.

Aunque muchas personas sigan creyendo que el coaching es una disciplina nueva, podríamos decir que es un asunto milenario ya que encuentra sus raíces en el arte de la mayéutica de Sócrates y en los diálogos de Platón. En ese dialogo con el cliente, es esperable que el coach sepa preguntar y se muestre carente de prejuicios y de opiniones que contaminen la ruta y el plan de acción del cliente.  Quizá por ignorancia de las bases del coaching o por una mala difusión o ejercicio de la disciplina, muchas empresas siguen contratando a coaches para que les den consejos y soluciones sobre lo que deben hacer. Pero esa no es la tarea del coach, ya que no es un consejero ni un consultor. Tan sólo es un guía que acompaña en los procesos de cambio, en la mejora del liderazgo, en el fomento de las habilidades comunicativas y en la gestión del trabajo en equipo, por citar algunos ámbitos de actuación.

Pensando que el 11 y 12 de octubre de 2012 se celebrarán las  IV XornadasInternacionais de Coaching con el lema “Construyendo nuestra mejor versión”, considero que este es el momento para que todos los coaches tratemos de dar nuestra mejor versión para el mundo que se avecina. El abandono del ego y la omnipotencia es imprescindible para versionarnos de forma correcta. Sólo dejando el ego y el falso orgullo, podremos colaborar para crear equipos eficaces, promover liderazgos resonantes y la retroalimentación del cliente. En relación a nuestra mejor versión, quiero referirme a dos temas que trabajo mucho en el último tiempo. Uno es el trabajo en equipo y otro se refiere a las habilidades comunicativas para hablar en público.

En referencia al primer tema, quizá debamos comenzar distinguiendo entre grupo y equipo. En el grupo, hay intereses comunes mientras que en el equipo suele haber objetivos comunes y globales. Por lo tanto, en los equipos efectivos hay claridad de metas,  un líder que sabe dirigir y motivar y ante los problemas, las soluciones suelen darse de forma rápida. Cuando el equipo es inefectivo, hay ausencia de objetivos y metas poco claras y muchas veces se fomenta la competencia en vez de la cooperación. Entonces las primeras preguntas que se le hace a un líder que reconoce inefectividad en su equipo son: ¿qué necesitas cambiar y qué vas a hacer para lograrlo? ¿cuáles son los puntos fuertes y débiles de los miembros del equipo? ¿cómo son las reuniones? ¿cómo son las conversaciones que tienes con tu equipo?

Más allá de las respuestas que surjan, es usual que la confianza aparezca como un requisito esencial para mejorar el trabajo en equipo. La confianza es un valor que se puede relacionar con la identidad, con el quién eres pero también se vincula con la capacidad de producir resultados. Cuando los equipos están motivados, suelen tener un líder creíble y convincente.

El líder genera confianza cuando transmite y comunica de una forma clara, respetuosa y transparente. Y todas estas características también las necesitamos cuando hablamos en público. Contrariamente a creer que hablamos bien en público cuando somos graciosos, elevamos e impostamos la voz al estilo predicador norteamericano y utilizamos una presentación novedosa, nada de eso tiene que ver con las habilidades que podemos potenciar mediante el coaching. Tras varios años dando cursos a empresarios y profesionales donde imparto técnicas de coaching y  PNL para hablar en público, aprendí que el mejor orador no es el que tiene la mejor voz, ni el mejor físico, ni el mejor powerpoint, ni el que cuenta las mejores anécdotas. El mejor orador suele ser el que demuestra verdadero interés en el público que tiene presente. Recuerdo que hace unos años conocí a un autor de libros de desarrollo personal, considerado uno de los conferenciantes más cotizados de España. Ciertamente, este señor tiene una voz bonita, su dicción es buena, maneja los tonos y tiene un rostro atractivo. Invitada por un colega, tuve la oportunidad de verlo en acción durante su presencia en una conferencia en Barcelona. El tan venerado conferenciante llegó media hora tarde, luego tuvo su móvil encendido durante toda la disertación y contestaba mensajes mientras hablaban los otros dos panelistas. Pero mi sorpresa fue mayor cuando hizo preguntas al público y rápidamente las respondía, denotando un desinterés sobre lo que sus espectadores podían devolverle. Sin ánimo de juzgarlo, pensé que había tenido un mal día pero luego me sirvió esa exposición para darme cuenta que la destreza para hablar en público poco tiene que ver con una voz bonita y un discurso elaborado. Como bien lo estableció el profesor Albert Mehrabian de la Universidad de California, el impacto y la credibilidad de una presentación se derivan del lenguaje corporal del comunicador(55%), seguido de su tono de voz(38%) y luego de sus palabras(7%).

Con este énfasis en el lenguaje corporal, muchos coaches que hablan en público suelen actuar sus conferencias como si estuvieran en un gran teatro.  Sin duda, cada vez que hablamos en público, hacemos una interpretación pero no somos actores. Esa es la confusión que tienen muchos oradores: creer que están en un teatro. La sala de conferencias o auditorio no es un lugar para actuar personajes sino para interpretar de la mejor manera eso que digo. Podemos tener una bonita voz y un discurso ampuloso y elaborado pero si el oyente es consciente que el orador no lo siente, ni lo escribió ni lo cree, entonces será una conferencia técnicamente correcta pero vacía en cuanto a la transmisión de la verdad. Porque ni la perfección ni los discursos extensos nos hacen ser creíbles como oradores.

Por tanto, las palabras tienen un peso muy ligero en la fuerza total de una conferencia o exposición. Aun así, podemos encontrar oradores que elaboran discursos extensísimos con citas a diversos autores, a sus libros, teorías sobre la vida y casi no contactan con su público, que es el que en definitiva está escuchando su mensaje y el principal destinatario. Para comunicar de forma efectiva, debo emitir mi mensaje pensando en el receptor y ese es el primer paso para sintonizar con mi público y lograr que mi discurso no se lo lleve el viento. Esta sintonía sólo es posible si trabajo la confianza en mí mismo y el control emocional, que implica reconocer mis emociones y dirigirlas de forma efectiva.  Un orador honesto, que confía en lo que dice y demuestra interés en su auditorio conecta por la verdad y promueve el aprendizaje, tan necesario en estos tiempos vertiginosos.

Y para finalizar comparto una conferencia sobre confianza que di hace unos meses en Barcelona:

De restauraciones pictóricas, mentales y otros menesteres

Con las redes sociales comandando nuestras vidas, el mundo se ha hecho cada vez más global. Las buenas y las malas noticias se propagan por la red con la rapidez de un rayo. También se han globalizado los malos pensamientos. Mientras unos prueban las opciones para ser menos defectuosos asistiendo a talleres, cursos, siguiendo métodos  y leyendo libros variados, otros descargan sus males a través del hartazgo o la risa.  Porque esos son los caminos que quedan cuando los medios sólo hablan de crisis, bancos malos e inseguridad.

En España, muchos despotrican contra los intentos de gobernar de Mariano Rajoy. En Argentina aceptan resignados las medidas de Cristina y algunos echan de menos los tiempos de Evita y sus descamisados. En Uruguay, país seguro en sus tiempos de Suiza de América, los vecinos se enrejan y blindan sus puertas para evitar la invasión de los amigos de lo ajeno mientras su capital Montevideo transcurre con la misma calma y parsimonia de una aldea gallega. Estados Unidos habla por primera vez de crisis pero sigue marcando la diferencia y así el productor de cine Harvey Weinstein se inmiscuye en la política y sueña con la reelección de Obama.  Mientras suma admiradores en Hollywood, Barack  venera la actuación de Anne Hathaway en Batman. Pero sin duda lo que ha conmovido estos días al mundo, tanto de risa como de llanto, es Cecilia Giménez , una anciana de Borja, localidad de Zaragoza, España,  que intentó emular a Picasso en su reconstrucción del Ecce Homo del pintor Elías García Martínez. Seguramente la señora no pensó que a sus ochenta años iba a ser tan famosa ni que la fama podía causarle tanto malestar. En pocos días de estrellato, ya tiene hasta su propia página en Wikipedia.

El conocimiento de todos estos asuntos en apenas segundos nos permite cerciorarnos  del gran poder del marketing viral en esta primera década del siglo XXI. Basta que una persona haga un Twitt o un post en Facebook o un link en You Tube sobre el asunto de Obama, Cristina o la restauradora del Ecce Homo  para que una información se propague en segundos por el mundo entero. Unos minutos o segundos en la televisión valen más que miles de escritos sobre política, economía, antropología y filosofía.

Basta recordar que una de las razones del gran éxito de la película y posteriormente libro «El Secreto» de Rhonda Byrne fue la gran difusión que se hizo por las redes sociales. En ese filme, aparecían personas de distintas disciplinas opinando sobre el poder de la mente, los beneficios de la creación de pensamientos positivos y la creencia en la fuerza de la voluntad. Mientras el mundo occidental se sorprendía, los devotos de la filosofía hinduista y budista sabían que no había nada de nuevo en esta supuesta  revolución mental que promulgaba el agradecimiento y las buenas conexiones mentales.

Algunos europeos y latinoamericanos, con el aprendizaje de la meditación, ya hacían uso de su eficacia mental antes que personas de gran poder mediático como Oprah Winfrey y Larry King apoyaran esta causa en Estados Unidos. Sin necesidad de remontarse a tiempos milenarios, basta que nos remontemos a la década del cincuenta y ver cómo Fritz Perls construyó los principios de la corriente Gestalt. Junto a su mujer Laura, Perls estableció la importancia de vivir y sentir la realidad, el darse cuenta o tomar conciencia de lo que a uno le pasa («awareness») o asumir la realidad personal y no buscar los problemas afuera. O bien podemos ir aún más atrás y pensar en el libro «Emilio«(1762) de Jean-Jacques Rousseau, su tratado filosófico sobre la naturaleza humana, donde plantea al hombre como un ser genuinamente bueno, que luego es corrompido por la sociedad.

No es ninguna revelación el poder de nuestro cerebro y sus consecuencias positivas siempre que lo utilicemos de forma eficaz. Si el cerebro es el gran creador de nuestros pensamientos, debemos utilizarlo de forma productiva. Para ello, es vital desechar los pensamientos inútiles, fomentar los pensamientos positivos y eliminar los negativos, que desgastan nuestra energía anímica. Por tanto, el «secreto» de Rhonda Byrne  es más bien algo que hace siglos aplican muchas personas en Occidente, sin necesidad de recurrir a gurúes o a comunidades espirituales ni pensar en un mesías salvador que comunica el mensaje.  Tan sólo recurriendo a la meditación o lo que en coaching llamamos visualización.

Nuestra vida occidental nos aparta de los buenos pensamientos porque  muchas veces estamos más ocupados en pagar facturas, planificar reuniones, definir estrategias de negocio, inventar excusas para evitar algunos encuentros y nos olvidamos que antes que nada, debemos organizar nuestra mente.

Nos importa pensar bien para negociar bien con nuestros clientes, para declarar nuestra verdad sincera a esa persona que nos gusta, para que nuestra pareja entienda esa idea que queremos comunicarle, para actuar adecuadamente con nuestros amigos y colegas y dar ejemplo con nuestras acciones sin necesidad de dar consejos. Al final, la única verdad parece aludir a la frase cliché de siempre: nuestro cerebro puede ser nuestro mejor amigo o nuestro peor enemigo. Pero sólo si somos conscientes de su poder, podremos optimizar su funcionamiento. Quizá cuando asumamos la audacia de vivir como queremos, nos atrevamos a restaurar esa obra maestra, que puede ser nuestra vida. 

Cambio, reconstrucción y volviendo a creer

Pensaba en esa frase de Jean Paul Sartre, esa que dice algo así como que el infierno son los otros, una metáfora de la poca importancia que tenemos que darle a la opinión de los demás en nuestra vida. Muchas veces, los demás intervienen como consejeros en nuestra vida porque les hemos dado el espacio para ello.

Con la gente de nuestra confianza, solemos compartir información que consideramos privada. Cuando las cosas en nuestra vida no suelen salir como esperábamos, los conservadores de nuestra privacidad suelen aconsejar y vaticinar el futuro.  Eso crea miedos, inseguridades y barreras en personas que están atravesando un momento vulnerable. Por eso, ya sea a un cliente de coaching o de psicología como a una persona de mi confianza, siempre trato de separar aquello que me dice de lo que yo digo o hago. Porque así como al cliente no puedo aconsejarle ni decirle qué camino debe tomar, me parece muy atrevido aconsejar a un amigo sobre su futuro, como si tuviera el poder de anticipar los acontecimientos. Sería apresurado de mi parte y estaría sugestionando a alguien antes de tiempo. El famoso “no lo veo”, “tienes que abandonar esa idea porque no saldrá bien”, “la gente no cambia” son sólo creencias que dinamitan el camino. Porque la gente ve más de lo que quiere ver, puede más de que cree y cambia siempre y cuando una situación le incomode. Si no creyera en el cambio, no trabajaría de psicóloga ni de coach. De hecho, en unos días estaré en Madrid impartiendo un seminario de Gestión del cambio, que viene siendo uno de los temas más apasionantes en el mundo de las relaciones personales y empresariales.

Relacionado al cambio, recuerdo que hace unos años, cuando trabajaba de periodista en el diario La República de Uruguay, me encontré con un compañero, que apoyaba causas feministas y solía estar muy pendiente de todos los avances de la mujer en diversos ámbitos. Un día, curiosa ante esta versión uruguaya de John Lennon, le pregunté a qué se debía esa solidaridad con nuestras causas y él me confesó que se debía a un cambio. Él había sido muy machista recalcitrante, un celoso patológico, que no había dejado ni a sol ni a sombra a su ex mujer y un negador de sus cualidades. Un día, ella lo dejó,  lo que lo devastó emocionalmente y para recuperarla, él pensó que el mejor camino era cambiar. Además de escribirle grafitis románticos en algunos muros, este señor comenzó a ponerse en el lugar de su ex mujer. Casi sin darse cuenta, comprenderla a ella le hizo comprender la situación de otras mujeres, que son madres, trabajan, sacan a sus hijos adelante y progresan personal y profesionalmente.

 

Para poder generar ese cambio, debemos mirarnos adentro y arrojar luz a nuestro interior. Para cambiar, no podemos quedarnos aferrados al pasado ni a nuestros errores. Más bien, debemos darle un amplio vistazo a esos hechos pasados que hicimos mal y transformarlos en aprendizajes.  Para cambiar, debemos creer que es posible renacer, volver  a la pureza que teníamos cuando nacimos y eramos bebés indefensos. Para cambiar, debemos reconstruir esas partes que dejamos olvidadas: recobrar la paciencia, la paz, la calma, el amor. Para cambiar, debemos atrevernos a volver a creer en nosotros y en los otros. Aunque esa creencia en los otros, poco tiene que ver con el seguimiento de  las creencias y opiniones de los demás. La ignorancia de seguir a otros es tan nefasta como el ánimo  cerrado, que no comparte, juzga y se compara. El sol brilla desde lejos, no necesita decir “soy el sol que brilla”. Brilla naturalmente como cada uno de nosotros puede brillar con luz propia, sin necesidad de luces de neón. Porque así como no existe un desierto sin un manantial escondido, tampoco existe un corazón sin amor.

Y para rematar, el video de un hombre que supo evolucionar y cambiar, John Lennon y su bella canción “Watching The Wheels”.

© Leticia Brando, 2012. Toda reproducción está permitida siempre que se cite el texto original.

Give peace a chance

En coaching, constantemente se habla de soluciones,  diseño de objetivos, planes de acción y la importancia de trabajar las creencias del cliente para que perciba un mundo mejor. Algunos tipos de coaching como el ontológico tratan también la fase espiritual del individuo y creo que nunca como en estos tiempos para descentrarnos de las posesiones, los egos, los roles y las competencias.

Haciendo ejercicio de la psicología y del coaching, debo escuchar sin prejuicios lo que el cliente me narra.  Debo crear un contexto de confianza y confidencialidad donde el otro realice la apertura y trabaje sus miedos y sus sueños. Diría que un proceso de coaching exitoso se da cuando el cliente logra descubrir quién es, halla sus valores más positivos, que lo conectan con el camino que quiere seguir para concretar sus objetivos. Para este camino, es imprescindible que el cliente se conecte con su parte espiritual, con su ser más íntimo, con todo eso que poco tiene que ver con sus roles y posesiones. Stephen R. Covey habla de ética del carácter, otros hablan de valores, otros hablan de componentes del alma, lo cierto que siempre hay elementos internos que nos permiten funcionar mejor exteriormente. Lamentablemente, lo que está sucediendo es la conexión de la gente de afuera hacia adentro. Hay pocas personas que conectan con sus valores internos y viven en plenitud. La mayoría de personas asocian la felicidad y la dicha a la ausencia de problemas, a la posesión de bienes materiales, al logro de objetivos, a lograr una casa, un coche, una profesión, a tener éxito económico o profesional. Pero si centramos la felicidad en esos aspectos, como tenemos un tiempo por delante, que es cambiante y fluctuante, algún día, pueda que no tenga mi coche, ni mi casa y algún día quizá también deje de ejercer una profesión. ¿Eso significa que dejaré de ser feliz? Si me aferro a lo material y a lo exterior,  la ausencia de esos bienes significará la infelicidad. Pero si me aferro a lo espiritual, todas las crisis y guerras del mundo, no podrán arrebatarme lo que Viktor Frankl llamó la libertad última.

Pero principalmente la conexión con el ser nos conduce hacia la paz. Recientemente leo muchas cosas llenas de violencia y agresividad en personas influyentes. Desde el actor Ezequiel Campa, conocido por sus espectáculos de stand up que desde su Twitter lanza frases siniestras donde expresa un deseo de asesinar a un grupo de niños que hacen ruido en su edificio hasta personas del ámbito del desarrollo personal que promueven la paz, el amor, la felicidad y constantemente se comparan con otros colegas, para marcar que ellos están en un escalón superior. Los dos casos me parecen preocupantes. Uno es un actor argentino, seguido por 38.587 seguidores en Twitter que declara su deseo de asesinar, aunque sea en broma, suena un tanto desagradable en estos tiempos donde se hace necesaria la paz y armonía. El otro tipo de ejercicio, de buscar las incongruencias en colegas que hacen lo mismo me parece un aspecto poco pacífico, que cada vez más leo en algunos bloggers influyentes. La comparación con otros. La crítica destructiva a ideas y pensamientos. Cuando el maestro critica a otros maestros, me temo que los alumnos débiles harán lo mismo y se creará un círculo de queja, lamentos y carencias. Creo que estamos para ver diversidad de criterios y no debemos compartir todo pero sí respetar las diferentes visiones del mundo. Cuando un coach o psicólogo se muestra tan rígido en sus creencias, al punto de no aceptar al que piensa diferente, creo que debe rendir unas materias en su dimensión espiritual, que le desinflará su ego y le conectará con su ser. Al final de cuentas, ni la paz, ni el amor ni la felicidad son temas de predicadores sino de practicadores. Porque sigue siendo bonito practicar el amor, dando y recibiendo de gente que nos reconforta el corazón. Porque tras duras batallas, siempre llega una tregua para respirar y sentir paz. Y porque si somos felices dando paz y amor, será casi natural engendrar proyectos que nos conecten con la vida.

Y los dejo con un programa que hice en el espacio de coaching que tuve en «Hola Barcelona», presentado por la excelente periodista, Olga Valencia.

©Leticia Brando, 2012. Toda reproducción del texto está permitida siempre que se cite el texto original.

Te agradezco pero no

Mi amiga Ivana tiene una frase que utiliza frecuentemente para quitarse los hombres que la invitan a salir y no son de su interés. Ella suele utilizar la frase “te agradezco pero no”.  Esta sería una forma elegante y amable de dar calabazas además de ejercer  la sinceridad sin tapujos. Pero, ¿qué pasa con esas personas que abusan de la palabra “gracias” y la utilizan como un slogan publicitario?

Desde hace unos años, toda la filosofía de The Secret, la película y libro de Rhonda Byrne que promueven el  pensamiento positivo, trajo tras de sí   una ola de cultores de la buena onda. Quizá este post no sea de agrado de los cultores de El Secreto porque  según Byrne, si critico, culpo o me quejo de algo, no soy agradecida. Pero espero que se tome esto como crítica constructiva porque no dejo ver el lado positivo a El Secreto: abrió el campo del pensamiento positivo a mucha gente. Si tenemos en cuenta que los abogados de Byrne demandan a diestra y siniestra en relación al libro y la película, entonces luego veremos qué es ser agradecido según la autora. Más allá de sus demandas, debemos agradecer a Byrne y su obra porque el número de gente amargada y pesimista no beneficia a nadie. No les hace bien a ellos mismos porque tanta amargura les puede traer úlceras, problemas cardíacos y hasta pueden ser las semillas de la gestación de un cáncer. Tampoco el pesimismo beneficia a los psicólogos y coaches porque  las personas que ven todo negro, en muy pocas oportunidades creen que pueden necesitar de ayuda. Más bien creen que el mundo es cínico, malvado y deben aceptarlo.

Mientras tanto, hay una gran proliferación de propuestas que hablan de pensar bien, actuar mejor y así obtendremos mejores resultados. En estas propuestas, me incluyo porque mi seminario “Pensar bien, actuar mejor. Técnicas de coaching y sistémica para una vida sin estrés” suele tener lista de espera en varios lugares de España. También haré uso de herramientas de coaching que nos ayuden a pensar bien en el próximo taller “Conseguir la felicidad en el amor» que impartiré junto a Pedro Amador.

Mi uso del lenguaje positivo  no evita que reflexione sobre el exceso de hipocresía en su grado de apariciones. Mi deducción surge tras intercambiar un par de mails con algunas personas que trabajan en desarrollo personal. Con ninguna de ellas, pude sentarme a conversar o negociar propuestas pero suelen terminar la comunicación con un gracias por todo. Cuando a esa persona le di algo, ya sea mi tiempo, mi dedicación, mis planes y hasta mi ayuda, entiendo el gracias por todo. Pero cuando apenas intercambié un mail corto y conciso con una pregunta simple, el gracias por todo me resulta exagerado y hasta irónico. Otras personas cuidan más el lenguaje y con un amable saludo dan por terminada la cuestión, sin tirar flores antes de tiempo. Este gracias por todo es una aplicación extrema de la filosofía de El Secreto. Allí se nos dice que seamos agradecidos a la vida pero eso no es nada nuevo porque  ya lo cantaba Violeta Parra y lo promueve la cultura judeo cristiana. El agradecimiento siempre es positivo pero es la consecuencia  de recibir algo a cambio. Si decimos gracias como loros, entonces nadie nos creerá cuando las decimos realmente de corazón.  Un gracias a nuestra pareja, hijos, amigos, compañeros de trabajo, padres no es dañino pero un gracias por todo suena irónico cuando no se ha dado nada al otro. Por lo demás, no todas las personas merecen nuestro gracias. Si todas las personas merecen nuestros agradecimientos,  el esfuerzo del otro de dar una buena acción no tendría ningún valor.

Similar a esta actitud es cuando leo en el libro de un amigo que tiene tres páginas de agradecimientos. Sólo pienso que eso es válido si esa lista de personas participó en la investigación o escritura del libro. Pero en más de una ocasión, los agradecimientos  son sólo una caricia en el ego para los que los reciben. El autor dice palabras bonitas que quedan selladas por el papel. Muchas de las personas a las que agradece, hoy no forman parte de su vida, antes tampoco la formaban porque a muchas de estas personas las vio en contadas ocasiones. Entonces surge la reflexión sobre el adorno detrás del gracias. Te digo gracias porque queda bonito, lo imprimo, lo ve todo el mundo que tú eres mi amigo, que te agradezco y luego si te he visto no me acuerdo,  aunque si te conectas al Facebook probablemente te recuerde porque ahí todos nos miran y debemos seguir nuestra amistad buena y sana desde allí. Las redes sociales han permitido  que el mundo esté más conectado pero también han creado círculos de hipocresía donde las personas sólo hablan e intercambian si se hace desde Facebook, Twitter o Linkedin.

Cuando todos merecen una dedicatoria, se corre el riesgo que nadie se sienta merecedor de esos laureles. En cambio, cuando restringimos el campo del gracias a personas que nos han aportado amor, respeto, honestidad, paciencia, escucha, ahí las declaraciones tienen más poder porque están en consonancia a lo que recibimos.

Espero que la gente siga agradeciendo y conectándose con su alma y su corazón. Pero que no olvide que la compasión que sentimos hacia las personas pesimistas, arrogantes o violentas, no implica agradecerles como si fuera una grabadora que tenemos instalada en nuestra lengua. Decir “Gracias” no debería ser una marca de fábrica pero es verdad que un gracias bien dado a alguien del que recibimos tanto, nos acerca a las puertas del cielo.

©Leticia Brando, 2012. Toda reproducción del texto es posible siempre que se cite la fuente original.


De la amistad líquida de Paris a la amistad sincera en Santiago de Compostela

Mientras los políticos se debaten para hacer creer a la gente que alguien sacará a España de la crisis, además de la ausencia de liderazgo, crece la era del vacío. Basta ver un programa que emite la MTV española. Se trata de un reality donde Paris Hilton busca a su mejor amiga. En ella, la multimillonaria realiza distintas pruebas para encontrar  a su mejor amiga siguiendo criterios como la vestimenta, el maquillaje, los cambios de look y la rapidez de unas y otras para conspirar y contarle a Paris las posibles traiciones de alguna. El programa expone  la desorientación en la que están inmersas algunas jóvenes de la sociedad estadounidense. Si pensamos que este programa se vende a todo el mundo, entonces se deduce que la superficialidad es algo que cotiza bien en el mercado de las emociones. Afortunadamente el mundo es amplio y contrariando esta visión donde se privilegia el lujo, la ostentación y las rivalidades varias entre mujeres, hay otros caminos.

Algo de eso pude experimentar en las XIC 2011 Jornadas Internacionales de Coaching en Santiago de Compostela. Este año el lema era «Superando límites» y contó con un workshop magistral de Robert Dilts. Durante dos días, Santiago de Compostela recibió a más de doscientas personas, muchos que trabajan y otros que quieren trabajar en coaching. Lo principal del encuentro fue comprobar una vez más que la unión, la comunicación, la cooperación, la generosidad son asuntos mucho más poderosos y que están presentes en esta era del vacío. Realizar un workshop con Robert Dilts y luego irte de tapas con él y su mujer Deborah Bacon Dilts no es algo que ocurra todos los días. Tampoco ocurre todos los días conocer a Pedro Amador, Laura Lozano y Yolanda Rocha. Ellos también demostraron sus valores y unas creencias enriquecedoras. Las jornadas fueron una oportunidad para que muchos coaches nos reencontráramos, nos conectáramos y pensemos posibles proyectos futuros. También aproveché la oportunidad  para entrevistarlos a todos para un documental sobre coaching que estoy ideando con mi amigo Silvio Raij. Además de entrevistar a Robert Dilts y a Deborah Bacon Dilts, que hizo un taller sobre los 5 ritmos de Gabrielle Roth que fue muy movilizante, también dieron su opinión Daniel Álvarez, director de Q Coach, Alicia Aradilla, cultora de la gestión apreciativa, Inma Capo, maestra de PNL, Pedro Amador, creador de Autocoaching,  Hilde Jaspaert, experta en Mind mapping. También a Dani Cerqueiro, director de Galinus, que ha experimentado el coaching y formó parte de una mesa redonda donde cautivó a muchos presentes.

Catedral de Santiago de Compostela, Galicia.

Junto a esta entrega de conocimientos de ellos, me dejé envolver por la carga positiva y energética de Santiago. La ciudad es el destino final de los peregrinos que deciden hacer el camino de Santiago. Su catedral es un monumento histórico magnífico y poderoso, que se comenzó a construir en 1075 y recibe la visita de miles de personas cada año. Es usual el abrazo a la estatua del apóstol y las personas observando los botafumeiros que cuelgan desde los techos altísimos. Si una persona busca consuelo de penas del corazón, puede recurrir a la fe católica para construir esperanza. Pero si la persona es atea y agnóstica y sólo cree en el poder individual, también puede sentirse energizado por el halo espiritual de esta ciudad. Porque la gracia de Santiago no está meramente en los muros de su catedral. Más bien, el encanto está dado por la magia de su gente, que hace que cultiven la solidaridad y la generosidad, no como una obligación ni un deber sino simplemente porque les da la gana. Una anécdota graciosa me ocurrió un día cuando cenaba con mi mentor de sueños en el restaurante Dezaseis. Pregunté si la dorada venía con espinas y la camarera me comenta que sí pero que iba a convencer a los chicos de la cocina para que me la limpiaran. Del dicho al hecho. Regresa con su estilo amable y risueño para decirme que mi pedido había sido concedido. De sólo pensar ese pedido en Barcelona, sería inadmisible porque exceptuando que te esté atendiendo el propietario del restaurante, los camareros contratados ponen poco empeño en atender de forma educada y respetuosa.

En suma, no sé si será la lluvia que cae y canta sin parar o si es su condición de albergue a peregrinos pero el pueblo de Santiago se te mete en el corazón y en el alma. Todo el tiempo, los gallegos están buscando las formas de ayudarte y hacerte pasar el momento más grato posible. En Santiago de Compostela, no vi a nadie expresar incomodidad cuando le preguntas por una calle. Hasta pueden acompañarte hasta tu destino. Tampoco nadie se siente invadido si le dices tus intenciones de quedarte a vivir en su tierra. Al contrario, les brilla la mirada y la sonrisa se les ensancha. Ellos elaboran su pan, cocinan sus patatas, condimentan su pulpo gallego, derrochan hospitalidad en las casas de xantar y sonríen honestamente siempre que te acercas a hablarles. Todo eso en apenas tres días de Jornadas de coaching con gente que cultiva el ser antes que el tener. Contrariamente a Paris Hilton, mis colegas de las Xornadas de Coaching y los habitantes de Santiago no buscan a su mejor amigo porque hace tiempo saben que todo el que se acerca puede ser amigo. También saben que eso no es bueno ni malo. Más bien es maravilloso.

862 Valencia y el auge del voluntariado social

La inteligencia artificial frente al pensamiento limitado. La comida chatarra frente al vegetarianismo. El ahorro frente al consumo desmedido. La eternidad de lo escrito frente a la fugacidad de la imagen. Niños ensimismados ante su PlayStation frente a niños que devoran los clásicos de la literatura.  Posiblemente, estas contradicciones, tan familiares al vértigo cotidiano, hicieron que Dave Eggers y Nínive Calegari fundaran 826 Valencia en 2002.  Con sede en San Francisco, esta organización sin fines de lucro fomenta el voluntariado social al mismo tiempo que permite que niños desde los seis a los dieciocho años puedan lanzar sus propias publicaciones literarias y comics.


Vivimos en un mundo donde todo se rige por la tecnociencia y la economía de mercado. Un universo donde se dice más de lo que se hace mientras se lee tanto como se escribe. No hay menos lectores ni menos escritores en el siglo XXI. Contrariamente al pensamiento de algunos apocalípticos, las nuevas tecnologías requieren una mayor disposición a  la lectura. Desde hace un tiempo, el libro, las revistas y el periódico han agregado otros artefactos para la transmisión del género literario. Ahora la gran red de redes es la vedette indiscutida en este show de lectores, ávidos de voyerismo y de escritores, deseosos de exhibirse. Con el consabido manejo del marketing que tiene el país del Norte, el escritor Dave Eggers y la educadora Nínive Calegari buscaron una alternativa solidaria para combatir la procrastinación internauta.

El cometido de Eggers y Caligari ha trascendido la enseñanza de técnicas de escritura a niños de seis a dieciocho años. Además, este centro de San Francisco ha generado todo un movimiento cultural, que ha concentrado tutores voluntarios, dispuestos a ofrecer su tiempo para promover las habilidades de incipientes escritores. Conscientes que los maestros de San Francisco estaban abrumados por el crecimiento del número de alumnos en sus aulas y la imposibilidad de transmitir información de calidad, fundan esta organización sin fines de lucro, que cada mes recluta nuevos tutores y mentores voluntarios. Tras el mito del sueño americano, que todo lo puede y todo lo compra, también surgen contra-movimientos que apelan a la unión y la solidaridad, construyendo los cimientos del nuevo voluntariado social. Si el tiempo es un bien escaso en este nuevo mundo, los educadores de 826 Valencia destinan parte de sus horas libres para impartir clases a estos niños.

Mientras Calegari se ha centrado en la faceta didáctica de la organización, Dave Eggers ha sido la imagen y principal promotor del proyecto en los medios y la opinión pública. Eggers es una figura prominente en la escena literaria de su país. Escritor bestseller con su primer libro A Heartbreaking Work of Staggering Genius. Su segunda novela  Ahora sabréis ha sido publicada hace unos años. Finalista del premio Pulitzer, Eggers fundó además  McSweeney’s,  un proyecto formado por una web, una editorial y la revista The Believer, cuya editora es su mujer, la también escritora, Vendela Vida.  Si a esto sumamos, su activismo en derechos humanos, su creencia en los beneficios del  trabajo comunitario, no quedan dudas que ha sido uno de los contrincantes más severos que ha tenido George W. Bush durante su mandato. Cuando el gobierno de Bush Jr. pretendió recortar los fondos a AmeriCorps, organismo que financia los principales programas de voluntariado de Estados Unidos, Eggers no dudó en manifestar su libertad de expresión en el país más democrático del mundo. “Hay que señalar que los cien millones de dólares que podrían salvar a AmeriCorps es inferior a una décima parte de lo que gastamos en Irak cada semana”, escribió en una de sus columnas en McSweeney’s.

Pero Eggers también es un hombre de acción y la teoría la expresa más concretamente en sus libros y artículos. En la práctica, anda muy inmerso en este universo de contradicciones. Por tanto, Eggers no ha dudado de buscar por sí mismo las ayudas y los financiamientos cuando así lo han requerido sus emprendimientos editoriales aunque no ha descuidado la libertad creativa. Posiblemente, ese ser libre e independiente lo ha llevado a creer fervientemente en la fuerza de la solidaridad, la cooperación y el voluntariado para que los estudiantes mejoren su formación y estén preparados para el competitivo mercado laboral.

En las noches y durante los fines de semana, el centro 826 Valencia propone una gran variedad de talleres de escritura gratuitos para escolares y estudiantes de Instituto. En esas clases, los niños y adolescentes aprenden a escribir ficción, no ficción además de aprender ilustración, diseño, maquetación y el arte del debate. Impartidos por escritores, editores de revistas, maestros y directores de cine, 826 Valencia es la cara amable y bonita que combate la mediocridad del sistema educativo americano, tan reverenciado a nivel universitario pero tan vapuleado a nivel escolar. Posiblemente, conscientes de la precariedad de la formación en esos primeros años,  Eggers y Calegari buscaron cubrir diversas áreas que los programas educativos oficiales no suelen incluir.

La variedad de programas gratuitos que ofrece 826 Valencia se desarrollan a lo largo del año escolar y también en los meses de verano, lo cual incluye asistencia por parte de tutores especializados, trabajos de campo, talleres de diversos temas y publicación del trabajo de los estudiantes.

Además del progreso de 826 Valencia en San Francisco, en los últimos años Eggers ha reclutado voluntarios para operar programas similares en Boston, Chicago, Los Ángeles, Nueva York, Michigan y Seattle. Esta propagación del programa de Eggers y Calegari viene a contrariar también el ánimo de los cultores del egoísmo e individualismo. En este túnel en el cual nos hemos metido, no sólo hay números, parece que también hay letras y seres ilustrados, que nos marcan el camino.

(C) Leticia Brando, 2011. Toda reproducción del texto puede ser realizada siempre que se cite el texto original.

 

Tras tantos días de oscuridad, otra vez el triunfo del amor

Dice Joan Manuel Serrat que nunca es triste la verdad pero lo que no tiene es remedio. En los últimos días, los que tratamos de practicar la paz y el amor en nuestras vidas, fuimos testigos de una verdad horrorosa. Junto al amor, el respeto, la paz, la cooperación, la solidaridad, la unión,  sigue conviviendo el miedo, el dolor, la culpa y el odio. Claramente todos percibimos de forma diferente la realidad pero quizá en la educación escolar, deberíamos agregar una asignatura llamada Tolerancia y así se evitarían el crecimiento de estos seres que creen en una superioridad de razas o de naciones.  Sinceramente, creo que la fuerza del amor siempre es más potente que cualquier anti valor pero eso no parece haber pensado el ultraderechista Anders Behring Breivik, de 32 años, autor confeso de la doble matanza de Noruega.  Disfrazado de policía,  primero colocó un coche bomba cerca de la oficina del gobierno en Oslo y mató a 7 personas. Luego  partió hacia la isla de Utoya donde se organizaba un campamento de jóvenes de la Liga Juvenil del Partido Laborista. Estamos hablando de chicos y chicas de entre 15 a 22 años que se reunían para debatir  temas de igualdad de género, medio ambiente y política internacional.  Lamentablemente logró matar a 68 jóvenes y el resto se salvaron porque fingieron estar muertos, otros trataron de huir, nadando las heladas aguas noruegas hasta la costa más cercana. El asesino ya testificó y no se arrepiente porque como todo psicópata cree estar salvando al mundo de los musulmanes y de los marxistas. Otro pensamiento que sólo fomenta el odio, la ira y la rabia. Mientras este señor testifica y espero sea juzgado, las familias lloran desconsoladas sus muertos.

En Londres, también recibimos la noticia de la muerte ya anunciada de la cantante Amy Winehouse. Con una voz prodigiosa, Amy cantaba mejor que Billie Holiday pero sus vicios eran mayores.  Finalmente ingresó en el club de los 27, ese que forman Janis Joplin, Jim Morrison, Jimi Hendrix, Kurt Cobain. Bendecidos por el talento, fueron maldecidos por sus excesos que los llevó a morir con apenas veintisiete años. La vida de Amy como la de sus compañeros de club siempre estuvo sujeta a su adicción a drogas diversas como el crack y la heroína. En sus últimos conciertos ya casi no cantaba, simplemente se tambaleaba y era respaldada por un corista negro, de maravillosa voz y presencia. Por tanto, como ella rezaba en uno de sus temas “Back to black”, Amy seguramente ha regresado a la oscuridad porque ella hace tiempo eligió huir de la luz. Si en el atentado de Noruega, subyace la ira, la rabia y el odio, en la muerte de Amy podríamos decir que se esconde un hastío y nihilismo, que la estaba exponiendo hace años a caminar en la cuerda floja entre la vida y la muerte. Finalmente venció la última.

Afortunadamente, la selección de fútbol de mi pequeño país, Uruguay quiso demostrar que no todo es horror, muerte, odio, miedo y dolor. Conectados a la fuerza de la vida, ganaron la Copa América y sumaron 15 copas a los triunfos del país. Liderados por uno de los mejores coaches del mundo, el maestro Óscar Washington Tabárez,  los Diego Forlan y Lugano,  Luis Suárez, entre otros, nos iluminaron un ratito a todos los que estábamos siguiendo el partido por la televisión o por Internet.

Entonces potenciando valores como el amor, la cooperación, la generosidad,  el respeto, lograron alzarse con la copa América, ganando 3 a 0 a la selección paraguaya. Otra vez el país de fiesta y sólo espero que esa fuerza celeste se propague a ese país que un día fue llamado la Suiza de América. También espero que la fuerza del amor combata estos brotes de odio y aprendamos que la diferencia hace la riqueza del universo humano.

Y les dejo con uno de los mejores temas de Amy Winehouse, que espero que al menos ahora descanse en paz.

Facundo Cabral o el arte de vivir por disfrute nomás

 “Si tenés miedo vas a ser un valle de lágrimas, irás de compromiso en compromiso, de matrimonio en matrimonio, de conflicto en conflicto y yo decidí vivir. Desde muy pequeño supe por mi madre, aun en la miseria más absoluta, que cuando uno nace es para vivir y vivir quiere decir seguir tu corazón».

Facundo Cabral( (La Plata, Argentina, 22 de mayo de 1937  Ciudad de Guatemala9 de julio de 2011)

Tanto desde el coaching como desde la psicología, la meta central se enfoca en  el  logro del cambio y la mejora personal. Para promover el cambio en nuestros clientes, previamente debemos haber vivido. No basta que hayamos nacido, crecido, asistido a la escuela,  aprobado las asignaturas en el liceo y haber concurrido a la Universidad. Necesitamos haber experimentado gran parte de lo que engloba la vida: amor, dolor, ganancias, pérdidas, cambio, alegrías, llantos. Porque la práctica siempre da cosas que no siempre la teoría aporta. Si alguien me está hablando de una pena de amor, mejor haberla sufrido antes para generar empatía.  Si alguien me dice que cerró su empresa por la crisis, mejor haber sufrido alguna vez  alguna dificultad económica para conectar con eso que le aqueja.

En realidad, la cuestión está en enseñarle al cliente a  descifrar las claves para reordenar ese caos permanente que es la vida. Porque nada es ordenado en este universo aunque así lo queramos ver. “Si aceptas que la vida es como es y no como debería, vas a ser muy feliz”, decía Facundo Cabral, tristemente asesinado por unos sicarios el 9 de julio de 2011 en Guatemala. “Uno nace cuando está consciente que está presente, no cuando sale de la madre”, dijo una vez. Y claro que él había vivido. Vivió la pobreza, la lucha por salir de esa condición, la rebeldía juvenil, el amor a Dios y a las mujeres, el exilio, la muerte de sus seres queridos, la superación de un cáncer. “Yo esquivo y vivo con la gente que quiero vivir. Estoy de novio conmigo, por eso tengo tanto amor, sembré mucho amor. Las cosas que te dice la gente, un ciego que se te acerca y te dice que ve cuando te escucha. Una señora que me muestra a su hijo y me dice que le puso mi nombre porque iba camino a abortar y escuchando mi música, dijo ‘Cómo le iba a hacer perder esta fiesta a mi hijo’… esa es la realidad que quiero«, declaró en una de sus últimas entrevistas.

Cabral fue reconocido por su clásico “No soy de aquí, ni soy de allá”. Era muy conocido en el mundo entero pero seguramente es un fenómeno más latinoamericano porque en sus canciones había mucho del arte de la payada, como se le dice en el sur de América a los poemas gauchescos, muy similar al arte de los trovadores.  Muchos otros artistas reconocidos cantaron esta canción pero nadie como él para ponerle voz a esa oda a la felicidad.

Para mí es inevitable relacionarle con el desarrollo personal porque creo que Cabral fue un gran coach o mejor dicho maestro. Mediante la palabra y sus canciones, generaba repreguntas sobre esta existencia que nos había tocado vivir.  La vida es un regalo pero también es  para los valientes. ¿Cuánta gente se está sacrificando por miedo al cambio? ¿Cuánta gente va al trabajo que odia o sigue casada con la pareja que ya no le gusta? Si la gente supiera que aprendemos más de los errores que de los aciertos, quizá se atrevería más a vivir la vida que quieren. Facundo  provocaba constantemente la salida de esa zona de comodidad. 

Facundo siempre cantó a la vida, descifró la humanidad del Diablo, encontró la perfección de Dios y supo reconocer las debilidades del hombre. Uno puede pensar que tras su marcha, nos  queda un mundo con menos poesía y sin casi pensamiento crítico. Apenas nos queda de consuelo sus canciones, sus videos que están circulando por You Tube, sus entrevistas que no tienen desperdicio, la película producida por Ramier Ayala, productor de 1996 Films y dirigida por Imanol Uribe, que espero que algún día salga a la luz. Deberíamos seleccionar gran parte de los vídeos de Cabral para muchas clases que fomentan el cambio, la motivación, la autoestima, el pensamiento positivo y los valores. “Pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo”, cantaba porque él sabía que “lo importante no es el precio sino el valor de las cosas” y que él había elegido la libertad y se negaba “a vivir de esclavo”.

Tanta felicidad la llevó a sus canciones y esa amabilidad la derrochó en sus presentaciones. Seguramente Facundo se fue tranquilo porque  fue un hombre libre que vivió como quiso. Justamente en este mundo tan banal, donde los adolescentes escriben con faltas de ortografía aunque sus padres les paguen los mejores colegios, él que fue analfabeto hasta los catorce años, se dio el lujo de cultivar amistad con Jorge Luis Borges y Carl Sagan. En un mundo donde los jóvenes que terminan el instituto no saben qué camino tomar, él que estuvo en un reformatorio, encontró la luz en su creencia en Dios y fue un protegido de la madre Teresa de Calcuta. En un mundo donde mucha gente sigue casada por obligación, él escogió amar sin concesiones.

Nuestra rabia ante los asesinos apenas cesa cuando pensamos en sus enseñanzas. Posiblemente él nos diría que Dios lo quiso así. El rencor era algo que no albergaba su alma. Aunque él sufrió la pobreza, seguramente no ha habido ser más rico en esta vida. Porque esa riqueza de espíritu la tuvo hasta el fin de sus días.  Promovía el desapego y  predicó con el ejemplo. Nunca quiso tener casa ni tarjeta de crédito. Siempre vivió en hoteles. Decía que era un becado de la vida, que le pagaban para ser feliz.

Esta filosofía fue en gran parte influencia de su madre Sara, que fue su gran mentora y le enseñó la fórmula de la felicidad que consiste en escuchar el corazón antes que a la cabeza. “La cabeza es un asistente, el corazón te lleva y aunque los demás piensen que te equivocaste, si te lleva el corazón, hiciste lo correcto», declaró.  Una vez recordó en una entrevista televisiva que cuando ellos sufrían el frío atroz de Tierra del Fuego, su madre le decía, qué suerte que no tenemos calor. Y cuando estaban con cuarenta grados en Sevilla, le decía qué bueno que no hace frío.De su madre Sara heredó esa sabiduría y ese amor al prójimo que lo hacían tan grande. Este mago de las palabras recibió la declaración más conmovedora de su progenitora antes de morir: “cada vez te pareces más a lo que cantas”. Sara sacó adelante a siete hijos(murieron cuatro de hambre y frío) cuando fue abandonada por su marido. Ella también le dio una gran lección de bondad y humanidad con respecto a su padre. “Un día mi madre, que nunca habló mal de él, me dijo: ‘Vos que caminas tanto te vas a encontrar un día con tu padre, no cometas el error de juzgarlo, recordá el mandamiento ‘Honrarás al padre y la madre’ y recordá que el hombre que tengas adelante fue quien más amo, ama y amara a tu madre, entonces dale un abrazo y las gracias porque por él estás en este mundo”.

Posiblemente de ella haya también haya heredado la coherencia. Él que siempre daba “la cara al enemigo, la espalda al buen comentario” porque decía que “el que acepta un halago empieza a ser dominado”. Por eso, poca importancia le dio a los premios aunque tuvo muchos, entre ellos fue nombrado Mensajero Mundial de la Paz por Unesco en 1996 y hasta fue propuesto para el Premio Nobel de la Paz. Ni siquiera la muerte de su mujer y de su hija en un accidente aéreo nubló sus creencias. Cuando tuvo dudas y no encontró explicaciones a la tragedia, la madre Teresa lo llevó a Calcuta a curar leprosos y allí aprendió donde podía dirigir todo el amor que le sobraba. No había perdido, había ganado otra vez. Él sabía que nunca perdemos a las personas porque nadie nos pertenece. Y así vivió el resto de su vida, sin ataduras, sin prisiones ficticias ni reales y expresando el amor en todas sus dimensiones.

Para cualquier persona interesada en el desarrollo personal,  recomiendo que busquen grabaciones de Facundo donde se lo ve en todo su esplendor. Siempre con una sonrisa en sus labios. Nunca demostrando que sabe más que el que pregunta, aunque muchas veces le han tocado entrevistadores de lo más tontos y necios. Siempre humilde, escuchando empáticamente al entrevistador. Todas las lecciones de coaching y de psicología positiva están resumidas en su figura. Todo el amor del mundo en él. Todo el amor que ha dejado y como él ya ha dicho, para velar a un cantor, con una milonga alcanza. Pero muchos sabemos que no alcanza con eso. Hoy el mundo de la paz y el amor está de luto.

Los dejo con una participación que tuvo Cabral en el programa de Jesus Quintero hace unos años.

La confianza como la clave de éxito en las organizaciones y en la vida

Paralelamente al desarrollo de la psicología organizacional positiva, que apunta al logro de un liderazgo óptimo y un management efectivo que produzca una mejor calidad de vida de los trabajadores,  también ha surgido la organización positiva. Las prácticas positivas de este tipo de organización tienen bien claro que el negocio está conducido por las relaciones. En la base de estas relaciones, el fundamento es la confianza. La confianza es la que permite que el liderazgo se realice de modo productivo y es también la fuerza que permite regenerar y reforzar ciertos procesos.

Todavía hoy en el mundo de los negocios hay una gran variedad de dinámicas que están desafiando a la confianza en sus diferentes niveles. Las fusiones y adquisiciones, las reducciones de plantilla, las iniciativas de cambio, la velocidad de las demandas del mercado, duros controles al compartir la información pueden poner el interrogante sobre la confianza. Cuando la confianza se erosiona, las relaciones son comprometidas y las personas se callan, se retiran y dudan de involucrarse. Sin confianza, los trabajadores tienen poco interés en ser creativos, tomar riesgos y colaborar. Ese poder generativo comienza a menguar y la performance disminuye.

De todos modos, se necesita las dos facetas: la construcción y la destrucción. La confianza, la traición y la reconstrucción de la confianza se requieren para llegar a la confianza sostenible. Las relaciones pasan por etapas. Puede que el jefe que nos contrató y que admirábamos, en el correr de los años se transforme en un ogro autoritario. ¿Pero este cambio de perspectiva depende de la confianza? Sin lugar a duda que sí. En la medida que ese líder se muestra cercano, honesto, sincero, comunica con empatía tanto lo bueno como lo malo, esa persona se siente respaldada. Pero si el jefe se distancia, mantiene secretos que sólo comparte con la cúpula directiva y comunica parcialmente la información sobre los rumbos de la empresa, puede que la confianza comienza a sufrir pérdidas. Aunque si al comienzo, percibí al jefe como una figura positiva y motivadora, puedo volver a confiar en él en la medida que él cambie su actitud. Para recuperar la confianza, se debe promover la apertura y reformular la comunicación. Podríamos decir que la confianza se gana con facilidad, se pierde por malas actitudes y se recupera por buenas actitudes.

Aunque la confianza no sólo la necesitamos para liderar equipos, también la necesitamos para comunicar efectivamente como oradores, políticos o presentadores. Esto es un asunto que menciono constantemente a mis alumnos de Hablar en público y espero transmitirles a la nueva edición del curso Coaching y PNL para hablar en público con eficacia y en la próxima edición del seminario El valor de valorarse que comienzo el 19 de julio. Porque ellos pueden tener una excelente voz, entonar con precisión, hacer pausas adecuadas, vocalizar perfectamente, caminar de una forma elegante y decidida pero cuando miran a su público, si en su mirada sólo hay un discurso perfectamente armado, bonito pero que no transmite verdad, entonces de poco sirve lo que se comunique. Hay muchas personas  que carecen de una buena voz o de una postura erguida y segura, como solemos recomendar a las personas que quieren mejorar sus dotes de oratoria pero sin embargo, transmiten honestidad y confianza. La gente compra su propuesta porque les cree. Hay una extensa variedad de oradores con voz preciosa, perfecta entonación y un mensaje repetitivo y falso, que aprendió perfectamente porque se lo escribieron.  De ahí que en la política, sólo se cree al que uno piensa que escribió sus ideas y guión. Bill Clinton lograba eso. Interpretaba de una forma tan verdadera cada discurso que era imposible dejarse de cautivar por sus palabras y de ahí que hoy sea uno de los conferenciantes más caros del mundo.  Más allá de sus detractores que han dicho que es un gran actor, creo que en realidad él es un gran intérprete de la realidad que le ha tocado vivir y de ahí que la gente confíe en su discurso y compre su mensaje. Porque siempre interpretamos pero no somos actores. El orador transmite el discurso de una persona real mientras que el actor se basa en un guión para encarnar un personaje de ficción.

Quizá quede más claro el  tema de confianza, del que he hablado varias veces en radio y televisión. Los dejo con un programa que hice en Hola Barcelona donde hablo justamente de ese valor:

Escritura, coaching, enfrentar la crisis: todo es cuestión de visualizar

Mientras termino mi próximo libro, requiero concentración, alejarme del mundanal ruido, sólo de vez en cuando reviso mi Linkedin, pongo algún comentario en Twitter, coloco algún post  en  Facebook, todo para que al menos mis amigos 2.0 sepan que aún existo. Realmente, la escritura requiere una disciplina y una afición a la soledad y al  refugio en nuestra propia intimidad.

Mi querido amigo, Francesc Miralles, escritor de novelas de ficción como Retrum y «El secreto de Picasso» suele irse a un hotel a terminar algunas de sus novelas. Mario Benedetti solía irse a Menorca y me dijo una vez en una entrevista que me concedió: «si a mí me dejan, escribo bastante rápido». Estoy comprobando lo mismo. Si no terminaba antes mi novela, se debía a esa necesidad de la gente que nos quiere de estar con nosotros y nosotros de darnos a ellos. Porque la escritura requiere una dedicación que no conoce de agendas ni de tiempos personales. Como coach, suelo pedirle a los clientes que desarrollen su niño interno, que se atrevan a jugar, a visualizar un futuro mejor pero para ello deben establecer objetivos concretos, posibles y alcanzables. Un plan de acción se concreta sólo si me he trazado objetivos reales.

Afortunadamente en España, la crisis no ha descendido el interés en temas de mejora personal. Ciertamente la gente tiene menos dinero para acceder a alguna formación porque en un país con una taza de paro de casi 5 millones, es evidente que una parte de la población recorta gastos de su presupuesto. Pero más allá de esos recortes que nos tocan a todos, gran parte de la población española ya no se queja. Porque aceptan con resignación que esta es la recuperación más lenta de  todas las crisis económicas que ha atravesado España. Cuando la gente decide no quejarse, indefectiblemente llega el deseo de mejorar, de hacer cosas que mejoren su existencia. En eso, están la mayoría de españoles, buscando la mejor cara a esta situación. Algunos cambian de ciudad, otros cambian de profesión, buscan alternativas de negocio y otros se atreven a visualizar un futuro mejor, sueñan despiertos con realidades posibles como algunos que asistieron a mi pasada conferencia del 9 de junio en Excellence.  Con ese vídeo los dejo y mientras sigo escribiendo, que  debo seguir visualizando diálogos y palabras para los personajes de mi próxima novela.

La autoestima del líder: Conócete a ti mismo

Para tener éxito en este nuevo mundo, primero debemos saber quiénes somos. Pocas personas, aún las personas altamente exitosas, pueden responder esta pregunta. La cuestión del autoconocimiento está siendo el gran tema de conversación de la mayoría de las escuelas de negocios. La importancia de conocerse con sus potencialidades y debilidades no es un tema nuevo. Peter Drucker, uno de los principales gurús del management, insistía con ese tema hace varios años.

¿Sabes en qué eres bueno? ¿Sabes qué necesitas aprender para obtener el beneficio total de tus fuerzas? Pocos se han preguntado a sí mismos estas preguntas. Muchas veces los líderes dan por sentado que si están en ese puesto de poder, seguramente se deba a que es porque saben, tienen conocimientos técnicos necesarios, han realizado el MBA correcto en la escuela de negocios más adecuada. Pero nunca se ponen a pensar las cosas y temas que ignoran.

Al contrario, muchos están orgullosos de su ignorancia. Hay personas que trabajan en recursos humanos que están orgullosos de reconocer que no pueden leer una página de balance económico. Del mismo modo, hay tantos jefes de sistemas informáticos, que casi no levantan la mirada de sus pantallas y apenas tienen contacto con las personas de su empresa. Lo cierto que si se desea ser efectivo en el mundo de hoy, se debe ser capaz de entender distintas áreas. Conocer solamente lo que engloba mi área de trabajo e ignorar la actividad del resto de trabajadores, no es nada para estar orgullosos. Cualquiera puede aprender a trabajar pacíficamente con otros, a generar empatía, crear un clima adecuado de trabajo y reconocer la contribución de cada uno en la actividad y los beneficios de la empresa. Para comunicarme bien con los otros, primero debemos cuidar mis modales sin necesidad de ir a un curso de protocolo. Basta propiciar climas de respeto, cooperación, confianza y empatía. Los buenos modales y los valores adecuados son los que permitirán que las personas se relacionen bien.

A través de la historia de la humanidad, únicamente las personas exitosas han sabido cuando decir “no”. Steve Jobs, Bill Gates, Konosuke Matsushita, por nombrar algunos. Ellos siempre han sabido qué querían alcanzar. Ellos han sabido dónde ubicarse. Ahora todos nosotros debemos aprender eso. No es muy difícil. Una sugerencia que ya proponía Drucker a sus alumnos: cada vez que tú haces algo que es importarte, escribe lo que esperas que pase. Las decisiones más importantes en las organizaciones son las decisiones de la gente. Si anotamos los resultados qué esperamos, veremos más tarde, cuando se aplicó determinado plan de acción, qué porcentajes de resultados se han alcanzado.

Si asigno a una persona como Marketing manager, ¿qué espero que realice? ¿espero que se limite a redactar los CRM de la empresa con ayuda de los becarios?, ¿o espero que pueda planificar, realizar seguimiento y elaboración de informes de campañas en línea y fuera de línea?, ¿o también busco que sea una persona motivada y creativa para asumir tareas de autogestión? Si espero un simple ejecutor de una de las patas del marketing, estaré conforme pero si espero un verdadero Marketing manager, deberé tratar que pueda responder a los estímulos del ambiente. Deberé esperar que tenga dotes de negociación y gestión de presupuestos, ni que hablar que tenga buen nivel comunicativo y al menos domine el idioma inglés.

Para revisar nuestra efectividad como empresarios, debemos preguntarnos si estamos trabajando bien con nuestro equipo o somos líderes solitarios. ¿Cuál es nuestro compromiso? ¿Cuál es nuestra contribución?¿Cuáles son nuestras fuerzas y dónde radica nuestra debilidad? ¿Cuáles son nuestros valores?

Desafortunadamente, nadie enseña estas cosas. Pero la manera de recuperar esas fuerzas y reconocer nuestro potencial, es revisar nuestras herramientas internas. Dejar de ver los problemas fuera de la organización y hacer una profunda revisión de las deficiencias internas. Pero antes de evaluar los aspectos internos de la empresa, el líder debe potenciar su autoestima y sus propios valores. En los próximos años, las personas más educadas deben aprender a encontrar su lugar en el trabajo y en su vida. Comprendiendo nuestras fuerzas, articulando nuestros valores, reconociendo dónde estamos, estos son los puntos esenciales para dirigir los desafíos más grandes de las organizaciones: mejorar la productividad de los trabajadores.

© 2009, Leticia Brando De Camilli. Todos los derechos reservados. Cualquier reproducción de este texto sólo será permitido si se cita la fuente original.

Puedes leerlo también en la sección Novedades de Single Coach

Ser felices: el poder de elegir y ser libres

El ser humano ha tendido siempre a perseguir la felicidad como una meta, como un estado de bienestar ideal. Para algunos, la felicidad se compone de pequeños momentos, de detalles vividos en el día a día, y quizá su principal característica sea la futilidad, su capacidad de aparecer y desaparecer de forma constante a lo largo de nuestras vidas.

¿Dónde buscar la felicidad? ¿En acontecimientos externos y materiales o en nuestras propias disposiciones internas?

Desde un punto de vista psicológico, se suele estudiar el bienestar subjetivo de cada individuo y sus consecuencias en su familia, pareja, amigos y trabajo. El abordaje de la felicidad suele ser propiedad de la filosofía pero nunca como en esta época moderna, hemos estado tan necesitados de filosofía, que alimente el alma y espíritu.

Desde las nuevas terapias alternativas, algunas corrientes psicológicas como Gestalt y los seguidores de Oriente, se nos pide que nos centremos en el presente y dejemos de lado el pasado. El interés se centra en el aquí y ahora.

Por el otro lado, desde los principios del coaching ontológico, se resalta la importancia de las metas, de los planes a futuro, mientras que el presente y el pasado son tiempos secundarios.

En el psicoanálisis se hace necesario ahondar en el pasado para descubrir las causas de los síntomas del presente.

En la práctica, sabemos que para que algo salga bien, debemos centrarnos en nuestros proyectos actuales y no lamentarnos de lo que no hicimos en el pasado. Pero recurrir al pasado, a los errores cometidos, nos sirve para perfeccionar nuestra accionar actual. Por otra parte, los planes de futuro nos crean esperanza, ilusión, uno de los motores más potentes para tener una vida optimista. De esta manera, se hace esencial aprender de las experiencias pasadas para cambiar y evolucionar.

La condición de ser felices viene asociada con una autoestima sólida, que permanece y no fluctúa. Gracias a esta autoestima, sabremos la importancia de rememorar con agrado nuestra historia, sin arrepentimientos y la ilusión de proyectarnos en el futuro.

AUTOCONOCIMIENTO PARA ELEGIR
Cuesta creer que es posible ser feliz tan sólo con el viaje al interior hacia uno mismo. Parece una frase cliché que repite un sector minoritario. Pese a la tristeza, el crecimiento de la depresión, el crecimiento del individualismo, la deshumanización de la sociedad en este auge de la robótica, los seres humanos se han formado para estar contentos y felices.

La felicidad es lo opuesto a tristeza, depresión, ansiedad, estrés, los grandes males del siglo. Es importante pensar de forma positiva aunque las circunstancias sean adversas. Cuando la persona está deprimida, su percepción es que todo es demasiado malo o demasiado difícil y esto le hace perder objetividad.

La felicidad es un concepto con profundos significados. No solamente los alegres son felices. No necesariamente debemos dejar de ser felices porque en nuestra vida se cruzan otras emociones como el dolor ante la pérdida de un ser querido, o la incomodidad de no conseguir los objetivos deseados en un trabajo, o la impotencia frente a la falta de compromiso de otras personas en un proyecto común que se debe liderar.

La vida no está exenta de obstáculos y no por ello, debemos reaccionar negativamente. Pensemos que nuestra vida es una gran película, donde somos los actores principales, nos relacionamos con algunos otros protagonistas, actores secundarios, que aportan algo al guión pero no son esenciales y los obstáculos, problemas, discusiones, rupturas, pérdidas serían como cuando se descompone algún aspecto técnico en el medio del rodaje del film. Los desperfectos técnicos no deben evitar que la película siga rodándose, son solamente detalles que debo solucionar y mientras lo hago, continúo tratando de vivir mi personaje de forma creíble y honesta.

Si supero los desperfectos técnicos, si dejo que sean sólo detalles sin importancia, tendré mi película, lograré mi objetivo. Además del aprecio a uno mismo, a sentirnos capaces de dar y recibir amor, otro asunto esencial en el logro de la felicidad es nuestro derecho a elegir. Si no podemos tener capacidad de elección, estamos como prisioneros en un mundo sin libertad. Elegir el curso de nuestra vida nos acerca a ser felices y libres. Elegimos a quien amar, en qué trabajar, qué decir y en qué invertir nuestro tiempo. Y ante el obstáculo, elegimos superarlo y no sentirlo como una desgracia.

EL PODER INTERNO DE LA RESILIENCIA

Relacionado con esto, está el tema de la resiliencia, la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas graves. La resiliencia es una realidad confirmada por el testimonio de muchísimas personas que experimentaron una situación traumática, han conseguido superarla y seguir desenvolviéndose y viviendo en un nivel superior, como si el trauma vivido y asumido hubiera desarrollado en ellos recursos latentes e insospechados. La resiliencia resulta ser un ajuste saludable a la adversidad. En algunos casos, puede ser la capacidad de superar una ruptura en el amor, la capacidad de cambiar de país, volver a empezar tras diez años sin trabajar en el caso de una ama de casa, transformar un despido en una experiencia enriquecedora como la creación de un nuevo proyecto laboral, o en un alto ejecutivo puede ser el riesgo de salir de su zona de comodidad, dejando la empresa donde ha trabajado toda su vida.

Por más obstáculos que tengamos si sentimos motivación, reaccionaremos positivamente para concretar nuestros fines. La motivación es la actividad dirigida a algo y en su búsqueda, las personas experimentan sentimientos positivos profundos.

Para proyectarnos de forma positiva al futuro, el optimismo es una condición esencial. El optimismo puede definirse como una disposición de la personalidad que media entre los acontecimientos externos y la interpretación personal de los mismos. Es la tendencia a esperar que el futuro depare resultados favorables. El optimismo es el valor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en nuestras capacidades y posibilidades junto con la ayuda que podemos recibir.

Las personas más optimistas tienden a tener mejor humor, a ser más perseverantes y exitosos y a tener mejor estado de salud física. Las personas que poseen altos niveles de optimismo y esperanza suelen obtener resultados positivos en el futuro y creen en su propia capacidad para alcanzar metas. Estas personas tienden a salir fortalecidos y a encontrar beneficio en situaciones traumáticas y estresantes.

Por mi experiencia de vida y la comprobación de algunos casos científicos, he comprobado casos de enfermos de cáncer terminales, a los que se les pronostica una expectativa de vida de apenas 6 meses, en los casos de los enfermos optimistas, los que hicieron uso de su energía positiva, ven alargado su tiempo vital, contrario a todos los pronósticos.

Si en vez de tratar de ver que podemos superar una enfermedad, una crisis económica, o de pareja, nos tornamos pesimistas, difícilmente veamos la luz. Todo radica en el enfoque que se vean las cosas, en el poder de elección y de decisión de cada persona. Si nos empeñamos en ver inconvenientes y problemas, nos volveremos desanimados y apáticos. Si miramos la vida del lado optimista, encontraremos soluciones, ventajas y posibilidades.

(*)Licenciada en psicología y single coach, consultora en desarrollo personal

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©2011. Leticia Brando. Todos los derechos reservados. Cualquier reproducción de este texto sólo será permitido si se cita la fuente original.

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La sana locura de vivir para crear

Disfrutando unos días en Montevideo, comí hoy con la periodista Maria Noel Alvarez y Susana Bernik, diseñadora de modas uruguaya y directora de Bernik Magazine, revista para la que escribo una columna titulada «El ángel viste de Prada» y donde hablo de las aventuras y desventuras amorosas de hombres y mujeres tanto en Barcelona como en Montevideo. Esa columna surgió de algunos de los temas que analicé en mi libro «Las mujeres y los hombres que no aman demasiado. La hipermodernidad y las consecuencias de los cambios de roles». Susana es un ejemplo para mí de una mujer con mente joven y creativa. Proveniente del mundo de la moda, donde triunfó en Argentina y Uruguay como diseñadora de modas, en 2009 fundó su propia revista. Haciendo caso omiso a los críticos y criticones que no entendían que una creadora de la indumentaria se metiera en terrenos periodísticos, Susana armó su equipo e inició la aventura de Bernik Magazine. No escuchó a los que consideraban que estaba loca por emprender una revista en Uruguay. En realidad, todo emprendimiento surge de una visión. Muchas veces esa visión es vista como loca, imposible, un sueño irreal pero lo importante es lograr que esa idea pase a la acción y encontrar la estrategia. Este comportamiento visionario, imaginativo, irracional, poco comprendido por los cuerdos suele ser el empleado por los grandes líderes o las personas que encuentran su razón de ser y de hacer. Este estado de locura sana a veces se transmite en la vida real y es así que hay personas que transmiten esa misma visión colorida, positiva, enérgica en el resto de sus relaciones. De esta clase de gente es Susana Bernik que derrocha creatividad y siempre está dispuesta a escuchar nuevas ideas. Son esos seres que tienen visión de emprender un negocio, crear una nueva marca y también tienen la perspectiva de compartir esa visión con otros. Para compartir, basta que tengamos generosidad y empatía para sintonizar con los otros. Cuánta gente hay en este mundo que carece de visión para ser feliz, sólo se ve triste, sumido en un círculo de preocupaciones, incapaz de valorar a las personas que le dan su tiempo y su energía. Cuántos líderes hay que sólo ven defectos en sus trabajadores y les cuesta apreciar los avances. Cuántas personas hay que deciden vivir en las tinieblas y cuando llega alguien con luz, sienten la tibieza pero por cobardía se resguardan en sus cuevas de temores. De esto se trata precisamente emprender y vivir: desterrar los miedos y atreverse a compartir con otros más allá de las diferencias.

Un ejemplo de tolerancia y de aceptación de esta diferencia que todos tenemos son las redes sociales. Ante los cientos de amigos que podemos hacernos cada día en Facebook, podemos ver la diferencia de sentires y las distintas perspectivas de asumir el juego de vivir. Tendremos amigos que cada día ponen una frase de Osho en su estado, otros que prefieren exhibir su cotidianidad, otros que promocionan sus productos y otros que simplemente son factibles de conocer algún día para cultivar una amistad o compartir una idea. Pero en cada caso, aprendemos que hay distintos mundos posibles en la mente de cada uno.

Los avances tecnológicos están transformando la manera con que las personas se relacionan interna y externamente. En realidad, así como sucede en las empresas, también en la vida de cada uno, la energía intelectual y la imaginación son las que crean nuestras posibilidades en este mundo tan dinámico. La imaginación es esencial también en la vida de una empresa. Según Tom Peters, la organización exitosa del futuro, tendrá la capacidad para administrar la imaginación de las personas. Esa imaginación es lo que creará el valor de mercado en una corporación. Para subsistir en esta era, Peters piensa que toda empresa debe estar dispuesta a cambiar. Sólo podrán prosperar aquellas con verdadera pasión por el aprendizaje y por la adaptación. Muchas organizaciones están estancadas, desorientadas y tienden a ser monótonas, ya que carecen de la habilidad para adaptarse a los cambios requeridos. El comercio se está manejando a un ritmo sumamente acelerado. Si una empresa no está preparada para cambiar, debe conformarse con quedarse rezagada.

También las personas debemos administrar nuestra imaginación y creatividad. A veces, queremos sentirnos cercanos como un cuadro de pop art y buscamos llegar a todos, porque necesitamos el mundo para compartir. Otras veces, nos basta con ser un cuadro de arte abstracto, comprendidos por pocos y donde no siempre el interior puede ser visto con claridad. Imaginamos, creamos, sentimos, vivimos y amamos lo que somos y hacemos. Cuando lo hacemos, no cuesta nada el atrevimiento de cambiar de rumbo. Renovamos la pisada cuando el sendero por el que veníamos, comienza a ser espinoso. Y comenzamos a compartir visión con personas que nos respetan, nos consideran, se comunican de forma transparente y que nos quieren más allá de nuestras locuras y corduras.

©Leticia Brando, 2010. Todos los derechos reservados. Cualquier reproducción de este texto sólo será permitido si se cita la fuente original.

Pensando estratégicamente

Cada día que pasa, somos conscientes de las dificultades de la comunicación que subyacen en las relaciones laborales y personales. Muchas de estas distorsiones vienen provocadas por una utilización poco efectiva de la mente. Nacemos con una mente racional y una mente emocional pero nadie nos asegura la eficacia personal si nos dejamos dominar por alguna de ellas.

Quizá por mi interés en la excelencia comunicativa, Single Coach realizará tres acciones que vinculan la comunicación y el pensamiento positivo. Por un lado, el viernes 15 y el sábado 16 de octubre, realizaremos el seminario «Gestión del tiempo y control del estrés» en ESEI International Business School. No conformes con esto de impartir técnicas para gestionar nuestro estrés y nuestro tiempo, los martes y jueves,del 19 de oct al 9 de noviembre de 2010 haremos el seminario «Comunicación con PNL y hablar en público con eficacia” porque no se habla igual a lo que se escribe y para comunicar bien, antes debemos confiar en nosotros y en el mundo que nos rodea. Por otro lado, los lunes y miércoles, del 18 al 10 de noviembre, realizaremos el seminario “Pensar bien, actuar mejor: Técnicas de coaching y meditación para una vida sin estrés”. Finalmente el 20 de noviembre, con el seminario «Diseña la vida que quieres con técnicas de coaching y meditación«, queremos que aprendas descubrir tus valores y que diseñes la vida que quieres más allá de la crisis, el paro o la violencia ciudadana.

Mario es empresario y suele gritar para hacerse entender a su equipo. Clara es secretaria y se siente agobiada porque acepta diariamente una gran cantidad de tareas que trascienden su horario estipulado. Pere es abogado y tiene pánico a hablar en público cada vez que debe presentar un caso ante un tribunal. Roser es fiscal pero le sudan las manos cuando se cruza con un profesor de la Universidad. Luis es comercial y reconoce que cuando un cliente no le contesta sus llamadas, suele reaccionar impulsivamente. Ni el predominio de la amigdala(núcleo de neuronas que procesan y almacenan nuestras reacciones emocionales) ni el reino del neocórtex(zona racional de nuestro cerebro) nos pueden dar la felicidad. En la escuela, nos han enseñado Matemáticas, Lengua, Historia, Geografía pero en la escuela se han olvidado a enseñarnos a pensar y a responder asertivamente ante las demandas del medio. Una persona asertiva domina el arte de poner límites y evita las manipulaciones propias o ajenas. Una persona insegura suele dejarse influir y en tiempos de crisis, adopta el miedo como un compañero de viaje.

En realidad, los pensamientos, las palabras, las acciones y la gestión del tiempo son las claves para una existencia relajada. Estudiar una carrera, iniciar una empresa, organizar un viaje, planificar una familia han comenzado con un pensamiento. “Quiero ser médico”, “quiero vender mi producto en China”, “Me iré a recorrer África porque quiero y puedo”, “Quiero a esta persona para construir mi familia”. Todos han sido pensamientos racionales que nos hacen tomar decisiones emocionales. En cada opción meditada que tomamos, estamos dándole valor y emoción a nuestra vida. Dependiendo de nuestra perspectiva, tendremos alegría, felicidad, miedo, sorpresa, vergüenza. En realidad, gestionar las emociones de forma positiva y creativa es nuestro desafío en este siglo XXI.

Pensamientos que nos conectan con nuestro poder

¿Cómo podemos pensar estratégicamente y conectarnos con nuestro poder en tiempos de crisis y de contratos temporales? En los últimos meses, España se presenta como uno de los países que más sufre la crisis económica mundial. Hace unos años, Jeremy Rifkin escribió un libro casi profético llamado “El fin del trabajo. Nuevas tecnologías contra puestos de trabajo: el nacimiento de una nueva era”. Recuerdo que lo tuve que leer como estudiante de psicología y me había alarmado en ese momento pensar que esa realidad podía ser posible aunque ya estaba sucediendo en Estados Unidos. La tesis principal de Rifkin se centra en las consecuencias de la tercera revolución industrial en la generación de empleo. Según el economista, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han provocado la sustitución de hombres y mujeres por máquinas.

Una vez que el mundo parece adecuarse a esta revolución, nos encontramos entonces cerca del año 2010, con ejecutivos, directivos, profesionales, secretarias, obreros, administrativos que se ven fuera del mercado laboral. Entonces la profecía de Rifkin suena más cercana que nunca. Ciertamente, los únicos puestos de trabajo que parecen crearse son los cercanos a las nuevas tecnologías: se buscan responsables 2.0, programadores informáticos, diseñadores con conocimientos de todos los lenguajes de la ingeniería de sistemas. Los analfabetos informáticos no tienen cabida en este nuevo mundo hasta que alguien diga lo contrario. En eso están los que luchan y crean: creando un nuevo discurso que vaya más allá de los mensajes apocalípticos.

Crece la tasa de paro, cierran empresas, los políticos siguen discutiendo y el gobierno adopta medidas de emergencia que cambian sobre la marcha. ¿Alguien ha propuesto alguna medida para crear empleo y evitar la precariedad y la economía sumergida? ¿Alguien piensa en los emprendedores a los que los bancos han cerrado el grifo? Los expertos en la gestión del cambio y del talento siguen buscando soluciones en este mundo dinámico y contradictorio. Desde nuestra consultora, ha salido una nueva línea de trabajo que consiste en reorientar profesionalmente a directivos que hoy se encuentran en paro y que se encuentran extraños en un mercado, que poco los comprende. Esta es una nueva línea de trabajo que puede reforzar los valores y mejorar las creencias de personas que sienten que ya no pueden continuar en esta nueva configuración.

Poco a poco, sobreviene la conciencia que este paradigma económico debe redibujarse para dar cabida a los nuevos desplazados. Pero antes de esperar que el paradigma cambie, debemos anticiparnos al cambio y renovar nuestro modelo.

Reforzando valores como la flexibilidad, la disciplina, la voluntad, la visión estratégica nos permitirán caminar hacia donde queremos ir. Cuando más oscuridad veamos en el camino, más responsabilidad y firmeza debemos adoptar para encontrar la luz. Recordar los momentos difíciles que atravesamos en nuestra vida y evocar las soluciones que aplicamos para salir del trance, nos conectará nuevamente con nuestro potencial.

Últimamente salen una gran cantidad de coaches o facilitadores que predican una noción omnipotente del ser humano. Por supuesto que si tengo pensamientos positivos, me conectaré más con mis posibilidades. Pero tampoco ayuda la autosugestión superficial. La estrategia mental más eficaz tiene una parte mágica pero también real. Básicamente, deberíamos poder enumerar qué necesito para tener éxito en este mundo, qué valores debo reunir, qué creencias debo mejorar, qué objetivos debo diseñar para llegar a ese plan de reinserción en el mercado laboral. Principalmente, debo ser audaz y no temer las tinieblas porque aun en los túneles más profundos siempre hay una salida al sol.

(**)Jeremy Rifkin: El fin del trabajo. Nuevas tecnologías contra puestos de trabajo: el nacimiento de una nueva era. Barcelona: Paidós, 1996.
©Leticia Brando, 2010
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La vida o un placer constante en el cambio

No sabemos casi nada de dónde venimos. De una madre y de un padre pero del origen de la vida, hay diversas teorías. Algunos dicen que somos seres un poco más evolucionados del chimpancé. Otros que somos polvo de estrellas. Sólo sabemos que la vida viene evolucionando sin prisa y sin pausa. Antes de nacer, vamos desarrollando los ojos pero la mirada viene después. Sentimos el desarrollo como un camino inevitable hacia lo desconocido. La placenta nos alberga y aunque no queramos, nacemos y vemos la luz. Lloramos y nos calmamos cuando alguien nos coloca en el pecho materno. Gateamos y exploramos ese mundo que nos ha tocado vivir. Vemos el sol y nos tapamos los ojos cuando su luz es muy intensa. Otras veces, disfrutamos de la calidez de sus rayos mientras creemos ver estrellas fugaces en pleno día. La luna es redonda a veces y pronto nos cercioramos que la tierra no es plana. Nos caemos, lloramos y volvemos a levantarnos. Nos trepamos por árboles o por sillones. Dibujamos en papeles o en paredes blancas que parecen invitar a crear. Somos pequeñas criaturas que ya sabemos que podemos hacer grandes obras de arte en cualquier superficie lisa. Luego vamos al colegio y necesitamos saber que el reloj se ha inventado por algo. Aún no pensamos en agendas apretadas pero desayunamos con prisa porque hay un timbre que señala el inicio de las clases y es el mismo que nos recuerda que también tenemos recreo. Hablamos, leemos, saltamos, jugamos, nos disfrazamos, leemos libros, miramos cine, acariciamos animales, reímos y otra vez creamos mundos imaginarios cuando alguien nos pregunta qué seremos. Seré maestra porque ellas saben de todo un poco. Aunque pensándolo bien, seré DJ porque pasando música, todos se lo pasan bien o mejor corresponsal de guerra para cubrir lo que duele al mundo. No, no, mejor escribiré libros porque así alegro la vida de otros con mi imaginación. Y si mejor sigo pensando porque si me decido a ser algo, quizá dejo de ser pronto.

Algunos dejan a la vida que decida lo que serán y así andan torpes y perdidos. Y otros crecen y deciden con claridad lo que quieren ser. Desde sus primeros años, tienen clara su vocación. Desde niños, imaginan mundos posibles que luego construyen de adultos. Y escogen usar zapatos en la ciudad y descalzarse en la tierra cuantas veces sea necesario. Escogen ser felices no sólo cuando hay risas y diversión. Escogen ser buena gente porque les sale más económico que la rabia, la envidia, la pena y la mala leche. Y son ese tipo de gente que cada tanto recurre a su niño interior, que se permite la risa, el llanto y la risa sin imposiciones de cosas o de terceros. Nuestro niño interno sólo escucha el sonido de nuestro corazón. Y casi sin querer, queremos y nos enamoramos. Pronto aprendemos que en esto del juego del amor, hay que aprender a vivir sin miedos. Tan tranquilos estábamos inmersos en nuestros planes, cómodos ante lo previsible y de golpe nos viene alguien que nos desacomoda y nos alegra el alma. Con algo de ansiedad y temor, aceptamos ese desorden dichoso y todo para volver más tarde a la estructura y a la rutina.
En realidad, buscamos la rutina pero nada más constante que el cambio. A veces, la vida nos regala historias mágicas. Otras veces, sólo vemos fiestas interminables, gente esporádica, que viene y se va y algunos amigos intermitentes. Entonces, puede que reivindiquemos el poder reflexivo de la melancolía, la construcción de un mundo privado que nos aísle cada tanto y nos proteja, que nos haga replegarnos para emerger más fuertes. Creemos que sólo recordando el pasado de glorias, podremos repetir las mismas hazañas en el presente. Otras veces, sentimos que todas las flores se han marchitado en nuestro huerto de felicidad. Los relojes se detienen entonces en las glorias pasadas. Ni nuestros vínculos más cercanos parecen suficientes para solventar la desazón. Pero un día, dejamos de tejer sueños imposibles en nuestra mente, dejamos de regodearnos en nuestro propio dolor y otra vez nos superamos. Cambiamos otra vez y volvemos a creer, a construir, a amar, a vendar las heridas del alma. Y casi no sufrimos los vaivenes de la vida cuando desarrollamos nuestra veta espiritual y nos identificamos con nuestros valores genuinos, esos que trajimos desde que nacemos. Reconocemos que somos amor, poder, sabiduría, generosidad, cooperación, respeto y entonces vienen las crisis y los huracanes del mundo y seguimos erguidos y tan campantes. Cuando trabajamos nuestra fuerza interior y escuchamos a nuestra alma, no sufrimos si alguien nos critica porque aceptamos que no somos perfectos. Tampoco nos inflamos si alguien nos elogia porque sabemos que no necesitamos frases vanas. Cuando potenciamos los valores, reforzamos nuestra autoestima y conectamos con el ser. Las personas que cultivan el ser siempre dicen “quiero” en contraposición a las personas que se centran en el “tener” y sólo dicen “tengo que”. Cuando quiero, seguramente llegue a mi meta porque estoy partiendo de la potencia. En realidad, las personas que dicen “quiero” son las que siempre están bien rodeadas. A veces, sienten que suben una cuesta dura pero tienen cerca a otras personas, que proponen, invitan, se acercan, sonríen, se interesan, preguntan, y no sólo escuchan sino que comparten sus vivencias. En otras palabras, saben cómo unir su tiempo y espacio con otros. Y aquí estamos hoy, 6 de septiembre de 2010, queriendo que el mundo sea mejor, que las personas sean auténticas, que no se enrollen con gente inadecuada, que se quieran para así poder querer más, que sientan porque sino la vida no tiene sentido, que sean activos procesos de su cambio, que tomen las riendas de su vida, que rían siempre que puedan y que no duden en emocionarse y llorar. Y sobre todo que no se queden solos. Que se unan porque sólo en la cooperación tenemos la fuerza. Al final de cuentas, todo depende de nosotros. Cada día, podemos ver aparecer a nuevas personas que nos pintan el mundo con colores nuevos. Afortunadamente, todavía quedan muchos de esos seres que desbordan nuestro pobre lenguaje y nos dejan sin palabras.

La amistad o el arte de compartir la vida

Borja Vilaseca,periodista de El País, director del Máster en Desarrollo Personal y Liderazgo y autor de «El principito se pone la corbata» ha sido el disparador para que se me ocurriera escribir esto sobre la amistad que hoy comparto en mi blog. Ahí va:

“Toda la vida he estado bien rodeada. La amistad es una de las formas que adquiere el amor y nos conecta con nuestra pulsión vital. Por lo demás, creo firmemente que un gran amor puede ser además tu mejor amigo.

Nuestros momentos de soledad son muy disfrutables pero cuando compartimos, la dicha puede llegar a ser inmensa. Somos mejores cuando damos y recibimos. Cuando tenemos un amigo al lado, los vaivenes del corazón se vuelven llanos y el intercambio calma la agitación momentánea. Los amigos nos permiten darnos cuenta que la omnipotencia es ineficaz por más que eso quiera decir el individualismo imperante. La necesidad de una palabra amiga en momentos duros nos conecta con nuestra humildad y acrecienta nuestro poder. Cualquier sueño tiene mayores posibilidades cuando se suman más de una mente.

Me considero muy afortunada en el ámbito de las amistades. Conservo aun amigos desde la niñez, la adolescencia y la Universidad. Mi avidez de conocimiento me hizo estudiar tres carreras universitarias: Psicología, Letras y Comunicación y esto no me aisló a centrarme a estudiar sino que acrecentó mis redes sociales. Solía organizar reuniones donde mezclaba a mis amigos de las diferentes facultades y así se creaban ambientes de lo más diversos.

En realidad, el mundo es cada vez más plural y cuando nos mezclamos es una forma de aprender de la peculiaridad del otro y ejercitar nuestra tolerancia. Quizá por la ausencia de hermanos varones y por la muerte temprana de mi padre, desde niña cultivo una sana y provechosa amistad con el género masculino. No digo que no he tenido algún dolor de cabeza porque algunos de estos amigos eran conquistadores encubiertos, o mejor dicho personas que tras su intención amistosa, ocultaban un deseo de conquista amatoria. Pero aun estos chicos, luego resultaron ser amigos entrañables. En el fondo, todos en esta vida queremos lo mismo: ser felices y descubrir los beneficios que implican el vínculo con los otros.

En suma, todo el mundo, sin importar raza, cultura, religión, sexo, es susceptible de ser mi amigo. Por ello, cuando critican este apogeo de las redes sociales, en mi caso, estoy encantada de tener más de 700 amigos en Facebook, que están cambiando el mundo. Creo que el mundo 2.0 es la gran revolución social y todos podemos hacer muchas acciones positivas desde estas redes. Las redes sociales aumentan nuestro horizonte de posibilidades en relación a la amistad y hasta los negocios. Pienso también en amigas mías tan queridas que están recuperándose de una dura enfermedad y la existencia de las redes sociales, les permite momentos de distracción y de entretenimiento. Pienso en una persona que no puede salir de su casa por estar convalesciente y que conecta en estas redes con sus amistades del pasado, algunos que viven a varios kilómetros de distancia, personas de su presente cercano y personas susceptibles de ser grandes amigos en el futuro.

Y pienso también un poco en este exhibicionismo que algunos practican escribiendo en el muro de alguien. Muchos lo critican pero en algunas ocasiones, esto puede tener el mismo poder didáctico que un graffiti removedor que sacude conciencias. Ahora no basta con el abrazo que damos en vivo y en directo. También podemos previamente decir las declaraciones más bonitas en segundos y para beneplácito de los voyeurs, estamparlo en el muro de alguien. En el último tiempo, me he reencontrado con gente fantástica, con amigos de mi adolescencia que me cuentan sus dichas y sus pesares. Algunos viven en Londres, Chicago, Miami, Montevideo, Brasil, Buenos Aires, México, Paris. El asunto reciente más bonito que me ha pasado es que opinando en la foto del bebé de un amigo, que vive en Miami, debato con su madre sobre la privacidad de las redes sociales. Tras intercambiar opiniones, me comenta que echa de menos a su hijo, su nuera y su nieto. Finalmente, nos damos cuenta que compartimos similar sensibilidad, no sólo porque las dos tenemos la familia lejos sino que a ambas nos apasiona el arte. Al final, tengo una amiga más en Facebook y una nueva persona para visitar cuando vaya a Montevideo.

Claro que uno no se hace amigo de alguien en segundos. La amistad como el amor requiere tiempo. Aunque siempre hay un comienzo y ahora tenemos más vías para estar más unidos y menos solos. Siendo una forastera en Barcelona, gracias a mi don para hacer amigos, he roto esquemas y prejuicios con respecto a Cataluña, a la que se le suele definir como una comunidad poco integradora. Puedo decir que además de tener amigos de distintos países, mis mejores amigos son catalanes. Ellos me escuchan, me apoyan en mis emprendimientos, me aceptan sin juzgarme, me desean lo mejor, celebran mi originalidad y son ellos unos de los motivos por los que sigo viviendo en esta ciudad”.